La coordinadora de la Red de Cátedras Universitarias de Sostenibilidad, la profesora María Rosario Alonso Ibáñez, participó en el XXIII Congreso Estatal del Voluntariado que se celebró los días 4 y 5 de diciembre en el Centro Cultural Oscar Niemeyer de Avilés.
Se trataba, según los organizadores, de un punto de encuentro fundamental para analizar el papel del voluntariado en la construcción de una sociedad más justa, inclusiva y resiliente, bajo el lema Voluntariado para una sociedad inclusiva: innovación y sostenibilidad
Alonso, que también es la directora de la Cátedra Concepción Arenal de Agenda 2030 de la Universidad de Oviedo, habló como panelista en la mesa Voluntariado como herramienta frente al aislamiento social para plantear dos cuestiones clave: Qué son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y qué representa el voluntariado.
Respecto a los ODS, la coordinadora de la red explicó que «no se trata de una lista de tareas separadas e independientes unas de otras», sino que forman un todo que constituye, en conjunto, una serie de prioridades transformadoras.
En este sentido, tienen un «carácter inspirador» para tomar decisiones pero al mismo tiempo deben ser un compromiso administrativo y presupuestario que precisan tanto de la Administración como de la acción colectiva, de toda la sociedad.
Cada uno de los 17 ODS, señaló Alonso, está conectado con obligaciones recogidas en tratados internacionales y en los principios del Derecho Internacional de los Derechos Humanos.
Respecto a la cuestión concreta del voluntariado, Rosario Alonso aseguró que la Agenda 2030 «nos interpela a todos» y, por tanto, el voluntariado es un vehículo catalizador y transformador para la consecución de los ODS. Al mismo tiempo, refuerza el compromiso cívico, protege la inclusión social y afianza la solidaridad.
La coordinadora de la RCUS añadió que el voluntariado «tiene un importante efecto dominó», que inspira a otras personas e impulsa las transformaciones requeridas para que los ODS arraiguen en las comunidades. Permite, a su juicio, que las personas y comunidades participen en su propio crecimiento. «Gracias al voluntariado, la ciudadanía construye sus propia resiliencia, amplía su conocimiento básico y adquiere un sentido de la responsabilidad para sus propias comunidades», afirmó.
Por último, señaló que este tipo de acción consolida la cohesión social y la confianza al promover acciones individuales y colectivas, «lo que conlleva efectos para las personas mediante las personas».